Los beneficios de practicar la jardinería con tus hijos

Los niños pueden aprender mucho de hacer jardinería con sus padres, por lo que practicarla puede ser una gran idea.
jardinería

Cuando ya los padres no saben qué hacer con el aburrimiento de sus hijos, es momento de sacarlos afuera a que hagan un poco de jardinería. Estudios demostraron que llevar a los más chicos a que tengan contacto con la tierra y las plantas puede tener grandes beneficios para ellos, tanto físicos como los relacionados a su desarrollo cognitivo.

Muchos especialistas recomiendan que los niños realicen actividades al aire libre, especialmente porque contribuye a su bienestar en general. Es por eso que trabajar en el jardín, en alguna huerta o con plantas en un balcón resulta ser de lo más agradable y sano para ellos.

La jardinería puede ser un gran actividad para hacer con hijos.

PRACTICAR JARDINERÍA CON TUS HIJOS: ¿POR QUÉ?

1.  Explorando la creatividad desde la tierra: la jardinería con los niños no solo implica sembrar semillas y cuidar plantas; es una plataforma para la expresión creativa. Desde elegir qué plantar hasta diseñar el espacio del jardín, los pequeños pueden dejar volar su imaginación y participar activamente en la creación de un entorno vibrante y colorido. Este proceso creativo fomenta el pensamiento crítico y la toma de decisiones, habilidades fundamentales que se arraigan en ellos de manera natural.

2.  Fomento de la responsabilidad: cuidar de un jardín implica compromiso y responsabilidad. Los niños aprenden a ser responsables al encargarse del riego, la poda y el mantenimiento general del jardín. Estas tareas cotidianas les brindan una lección práctica sobre la importancia de la constancia y el esfuerzo en el cuidado de algo vivo. Este sentido de responsabilidad no solo se limita a la jardinería, sino que se extiende a otras áreas de sus vidas, promoviendo hábitos positivos desde temprana edad.

Trabajar en jardinería puede ser una gran actividad para hacer en familia.

3.  Aprendizaje práctico: el jardín se convierte en un aula al aire libre donde los niños absorben conocimientos de manera práctica y tangible. Desde comprender el ciclo de vida de las plantas hasta entender el papel crucial del sol y el agua en su crecimiento, los niños desarrollan una apreciación innata por la ciencia y la biología. Este aprendizaje directo en la naturaleza complementa de manera valiosa la educación formal, convirtiendo conceptos abstractos en experiencias palpables y memorables.

4.  Desarrollo de habilidades motoras: El acto físico de cavar, plantar y regar desarrolla las habilidades motoras finas y gruesas de los niños de manera natural. Manipular las herramientas de jardín, colocar las semillas en el suelo y observar el crecimiento de las plantas fortalece la coordinación ojo-mano y mejora la destreza física. Estas habilidades motoras no solo son esenciales para el desarrollo infantil, sino que también sientan las bases para actividades más complejas en el futuro.

Trabajar en el jardín con los más chicos trae miles de beneficios para ellos, pero también para la relación con sus padres. No deja de ser un momento para vincularse y aprender los unos de los otros, así como a comprender cómo se da el funcionamiento propio de la naturaleza, con sus tiempos y necesidades.

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