La crianza respetuosa ha ganado popularidad en los últimos años como un enfoque que prioriza el respeto mutuo entre padres e hijos, fomentando la empatía, el amor y el entendimiento. Sin embargo, como ocurre con muchas tendencias, ha surgido una serie de mitos que generan confusión entre los padres que intentan implementarla.
MITOS Y VERDADES SOBRE LA CRIANZA RESPETUOSA
Mito 1: La crianza respetuosa significa ser permisivo y no establecer límites
Uno de los mitos más frecuentes sobre la crianza respetuosa es que se confunde con permisividad. Algunas personas creen que, al tratar de respetar al niño y comprender sus necesidades, los padres deben ser demasiado flexibles y no establecer límites. Sin embargo, la crianza respetuosa no implica dejar que el niño haga todo lo que quiera, sino guiarlo con amor y disciplina positiva.
Según expertos en psicología infantil, como la psicóloga Laura Gutman, los límites son fundamentales en el desarrollo emocional de los niños, ya que les brindan seguridad y les enseñan a comprender las consecuencias de sus acciones. Lo que la crianza respetuosa busca es establecer esos límites de manera clara y firme, pero con empatía, evitando el castigo físico o verbal y favoreciendo la comunicación abierta.

Verdad 1: Los límites son importantes, pero deben ser establecidos con respeto y empatía
La verdad detrás de este mito es que la crianza respetuosa promueve la puesta en práctica de límites, pero de una manera respetuosa. Esto significa que los padres deben comunicar de manera clara las reglas y expectativas, pero también escuchar las necesidades emocionales del niño. El objetivo es que el niño aprenda a comprender el “por qué” detrás de cada norma, lo que fomenta su autocontrol y autorregulación.
Mito 2: Los niños malcrían a sus padres con la crianza respetuosa
Otro mito común es que la crianza respetuosa lleva a que los niños se “malcríen”, es decir, que se vuelvan desobedientes, exigentes y no respeten la autoridad de los padres. La creencia detrás de este mito es que, al darles a los niños más libertad para expresar sus deseos y sentimientos, los padres pierden el control.
Sin embargo, los expertos afirman que este enfoque no solo permite que los niños expresen sus emociones de manera adecuada, sino que también les enseña a ser responsables de sus acciones. Según la pedagoga María Montessori, una de las grandes defensoras de este enfoque, al respetar la individualidad de cada niño, se les enseña a tomar decisiones y a asumir las consecuencias de ellas, lo que no implica que pierdan el respeto por la figura de autoridad.

Verdad 2: Los niños no se malcrían si se les enseña con amor y coherencia
La verdad es que, si bien la crianza respetuosa fomenta la expresión emocional de los niños, también les ayuda a comprender la importancia de la responsabilidad. La clave está en la coherencia y la constancia de los padres. Los niños necesitan saber que, aunque se les da espacio para expresar sus deseos, también deben aprender que sus acciones tienen consecuencias. Esto no solo refuerza la autorregulación, sino que también establece una base de respeto mutuo.
Mito 3: La crianza respetuosa implica no usar nunca castigos
Es común escuchar que la crianza respetuosa significa que los padres nunca deben recurrir a castigos, lo que puede generar la idea errónea de que este enfoque es demasiado permisivo. Sin embargo, los expertos en crianza como Daniel J. Siegel, psiquiatra y experto en neurociencia, aseguran que lo que la crianza respetuosa promueve es la disciplina positiva, que se centra en enseñar a los niños a comprender las consecuencias de sus acciones sin recurrir a la violencia o al castigo físico.
Verdad 3: La disciplina positiva busca enseñar, no castigar
La disciplina positiva no se basa en el castigo, sino en el aprendizaje de las consecuencias naturales y lógicas de las acciones. Por ejemplo, si un niño no recoge sus juguetes, la consecuencia lógica sería que no podrá jugar con ellos hasta que los haya guardado. De esta manera, se enseña responsabilidad y se fomenta la toma de decisiones sin recurrir a la violencia o a la imposición autoritaria.

Mito 4: La crianza respetuosa no prepara a los niños para la vida real
Muchos críticos de la crianza respetuosa argumentan que este enfoque puede hacer que los niños crezcan sin estar preparados para las exigencias del mundo real, donde no siempre se les tratará con la misma empatía y consideración que en el hogar. Este mito parte de la premisa errónea de que el respeto mutuo puede debilitar la capacidad del niño para afrontar la frustración y los desafíos.
Verdad 4: La crianza respetuosa ayuda a desarrollar habilidades emocionales y sociales
Los expertos afirman que la crianza respetuosa prepara a los niños para la vida real, pero de una manera diferente a los enfoques tradicionales. Al aprender desde pequeños a manejar sus emociones de forma saludable y a interactuar con los demás de manera empática, los niños desarrollan habilidades sociales y emocionales esenciales para enfrentarse a los desafíos de la vida. Además, los estudios han demostrado que los niños que crecen en un entorno respetuoso y afectivo tienen más probabilidades de ser adultos emocionalmente equilibrados y con habilidades para resolver conflictos de manera constructiva.
Mito 5: La crianza respetuosa es solo para niños pequeños
Un mito común es que la crianza respetuosa es más adecuada para niños pequeños, pero que, al llegar a la adolescencia, es necesario recurrir a métodos más autoritarios. Sin embargo, expertos en desarrollo infantil como Alicia Lieberman, psicóloga y profesora de la Universidad de California, sostienen que los principios de la crianza respetuosa son aplicables a lo largo de toda la infancia, incluidas las etapas de la adolescencia.
Verdad 5: La crianza respetuosa es aplicable en todas las etapas del desarrollo
La crianza respetuosa no se limita a los primeros años de vida, sino que puede ser adaptada a medida que los niños crecen. En la adolescencia, por ejemplo, los padres pueden seguir mostrando respeto por la autonomía del joven, al mismo tiempo que mantienen una comunicación abierta y una supervisión adecuada. Este enfoque ayuda a los adolescentes a tomar decisiones responsables y a gestionar mejor los conflictos, sin sentir que están siendo controlados de manera autoritaria.
La crianza respetuosa, lejos de ser un enfoque indulgente o permisivo, se basa en principios fundamentales de respeto mutuo, empatía y comunicación. Al desmentir los mitos más comunes sobre este estilo de crianza, es posible entender que este enfoque no solo favorece el desarrollo emocional de los niños, sino que también promueve una relación más sana y equilibrada entre padres e hijos. La clave está en encontrar un equilibrio entre ofrecer apoyo emocional y establecer límites claros, siempre con el objetivo de guiar a los niños hacia una vida de respeto, responsabilidad y autonomía.