Llega la adolescencia, un momento que pone en tela de juicio la relación de los papás con sus hijos. Los jóvenes se ponen quisquillosos y resulta muy complicado mantener un vínculo sano, porque el enojo y la intolerancia se vuelven muy presentes. Los padres solían ser héroes, ahora se volvieron los villanos de la película.
Sin embargo, y a pesar de los miles de encontronazos que pueden haber con los hijos, la adolescencia puede convertirse en una etapa divertida, y de muchísimo aprendizaje para ambos. En este artículo se detallan algunas cuestiones que se pueden tener en cuenta para que la relación se vea tan deteriorada.
COMO LIDIAR CON LA ADOLESCENCIA
Cuando los desafíos parecen abrumadores, es fundamental considerar el apoyo profesional. Consejeros y psicólogos especializados en la adolescencia pueden brindar orientación tanto a los adolescentes como a los padres, ofreciendo herramientas y perspectivas que faciliten la comprensión y gestión de los problemas. Además puede ser aprovechado con un momento de charla e intimidad entre ambos, fomentando un vínculo más profundo.
A veces, las emociones pueden superar a los adolescentes, por lo que ayudarlos a enfrentar el estrés de manera saludable es esencial para su bienestar emocional. Actividades como el ejercicio, la meditación o la escritura pueden ser herramientas efectivas para relajarse y manejar las presiones cotidianas. Promover la autenticidad es otro aspecto clave, alentando a los jóvenes a aceptar y celebrar su identidad única. La autoaceptación es fundamental para la salud mental y el desarrollo positivo durante la adolescencia.
La adolescencia también es una edad en la que muchos deciden explorar y probar ciertas cosas. Es aquí cuando la educación sobre riesgos es una herramienta preventiva crucial. Proporcionar información clara sobre temas como el consumo de sustancias, el acoso cibernético y las relaciones poco saludables empodera a los adolescentes con el conocimiento necesario para tomar decisiones informadas y seguras.
Encontrar temas en común entre padres e hijos puede ayudar a mermar las peleas y discusiones. En momentos en donde todo es motivo de enfado y malestar, encontrar películas, libros, recetas o cualquier tipo de actividad que pueda incentivar otro tipo de contacto entre ambas partes puede ser muy positivo para el vínculo.
Las charlas de esa índole, en donde se proporcionan conversaciones poco usuales entre padres e hijos, puede ser una gran herramienta para entablar espacios de conexión. A veces, la vida diaria puede sobrepasar a los padres, por lo que tomarse unos minutos para tener momentos uno a uno con los jóvenes es muy importante.
Los conflictos van a ser inevitables y se necesita de mucha paciencia para poder contrarrestar los momentos de angustia y enojo que van a surgir. Lo importante es saber que son momentos pasajeros, y que ya van a llegar tiempos de mejor alivio. Hay que comprender que los jóvenes están creciendo y que están en pleno aprendizaje sobre la vida. Acompañarlos y sostenerles la mano puede ser muy útil para ellos, para que también se sientan contenidos.