La crianza digital es un concepto relativamente nuevo que surge de la necesidad de los padres de adaptarse a un entorno cada vez más influenciado por la tecnología. Vivimos en un mundo en el que los niños están expuestos a dispositivos electrónicos desde edades tempranas.
Teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y consolas de videojuegos se han convertido en herramientas cotidianas no solo para el entretenimiento, sino también para el aprendizaje y las interacciones sociales. Sin embargo, este avance tecnológico presenta varios desafíos para los padres, quienes deben encontrar un equilibrio entre aprovechar las ventajas de la tecnología y proteger a sus hijos de sus posibles efectos negativos.
CRIANZA DIGITAL: CLAVES PARA TENER EN CUENTA
1. Controlar el tiempo frente a las pantallas
Uno de los desafíos más comunes de la crianza digital es el control del tiempo que los niños pasan frente a las pantallas. La tecnología, aunque ofrece innumerables beneficios, puede volverse perjudicial cuando no se gestiona de manera adecuada. Los niños pueden quedar atrapados en el ciclo de la gratificación instantánea que proporcionan los dispositivos, lo que puede llevar a un uso excesivo de las pantallas y afectar negativamente su desarrollo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños menores de dos años no estén expuestos a pantallas, mientras que los niños entre dos y cinco años deberían tener un máximo de una hora diaria. Sin embargo, con la llegada de plataformas de streaming, videojuegos en línea y redes sociales, estas recomendaciones pueden ser fácilmente ignoradas. Los padres deben establecer límites claros sobre el tiempo de uso de los dispositivos y buscar maneras de promover otras actividades, como el juego al aire libre, la lectura y la interacción cara a cara, que son esenciales para el desarrollo integral de los niños.
2. Asegurar la seguridad en línea
Otro desafío crítico en la crianza digital es garantizar la seguridad en línea de los niños. Internet ofrece una vasta cantidad de recursos educativos y de entretenimiento, pero también presenta peligros, como el acoso cibernético, el acceso a contenido inapropiado y la posibilidad de interactuar con extraños. Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos sobre los riesgos que existen en el mundo digital y cómo protegerse.
El acoso en línea (o ciberacoso) es una preocupación creciente, especialmente con el uso de redes sociales y aplicaciones de mensajería. Los niños, en su mayoría, aún no tienen la madurez emocional ni las habilidades necesarias para manejar situaciones de conflicto en línea, lo que puede llevar a consecuencias graves para su bienestar mental y emocional. Además, la exposición a contenido inapropiado, como violencia, pornografía o discurso de odio, es otra amenaza latente.
Para abordar estos riesgos, los padres deben ser proactivos en la supervisión de las actividades en línea de sus hijos. Esto implica no solo establecer restricciones en los dispositivos, sino también dialogar de manera abierta sobre lo que es seguro y lo que no lo es. Es recomendable utilizar herramientas de control parental y enseñarles a los niños sobre la importancia de la privacidad y la necesidad de no compartir información personal en línea.
3. Fomentar un uso saludable de las redes sociales
Las redes sociales son una parte integral de la vida de muchos niños y adolescentes. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube les permiten conectarse con amigos, compartir contenido y expresarse de maneras que antes no eran posibles. No obstante, estas redes sociales también presentan riesgos significativos, como la comparación social, la búsqueda de validación a través de “me gusta” y comentarios, y la exposición a estándares de belleza poco realistas.
En este contexto, los padres deben desempeñar un papel fundamental en ayudar a sus hijos a desarrollar una relación saludable con las redes sociales. En primer lugar, es importante tener conversaciones sobre los efectos que las redes sociales pueden tener en la autoestima y la salud mental de los niños. Explicarles que lo que se ve en línea no siempre refleja la realidad es esencial para que aprendan a cuestionar las imágenes y los mensajes que consumen.
Además, los padres deben involucrarse activamente en el uso de redes sociales de sus hijos. Esto no significa necesariamente espiar o controlar cada acción, pero sí ofrecer orientación y apoyo para que los niños usen estas plataformas de manera responsable. Es importante establecer reglas claras sobre el tipo de contenido que se puede compartir, las interacciones con otros usuarios y los riesgos asociados con las redes sociales. Las herramientas de privacidad y seguridad que ofrecen muchas plataformas también pueden ser útiles para proteger a los niños de posibles peligros.
4. Equilibrar el aprendizaje en línea con la interacción social y física
La pandemia de COVID-19 aceleró la transición hacia el aprendizaje en línea, lo que trajo consigo tanto ventajas como desafíos. Si bien el acceso a la educación digital puede ser una herramienta poderosa para que los niños aprendan, también puede aislarlos de sus compañeros y reducir las interacciones sociales cara a cara. La socialización es un aspecto crucial del desarrollo infantil, y pasar demasiado tiempo frente a una pantalla puede afectar la capacidad de los niños para establecer relaciones saludables y aprender habilidades sociales.
El desafío para los padres es encontrar el equilibrio adecuado entre el aprendizaje digital y las actividades que fomenten el desarrollo social y emocional. Esto puede implicar asegurarse de que los niños tengan tiempo para jugar al aire libre, participar en deportes o actividades extracurriculares, y pasar tiempo con amigos y familiares. Aunque la tecnología puede ser una herramienta educativa valiosa, no debe reemplazar las interacciones humanas que son esenciales para el desarrollo de habilidades como la empatía, la cooperación y la resolución de conflictos.
Los padres también deben ser conscientes de cómo el aprendizaje en línea afecta la salud física de sus hijos. El sedentarismo y la falta de ejercicio físico son problemas comunes asociados con el uso excesivo de dispositivos. Los padres deben asegurarse de que sus hijos tengan oportunidades para moverse y estar activos, ya sea a través de deportes, caminatas o simplemente jugando en el parque.
La crianza digital presenta una serie de desafíos complejos, pero también ofrece oportunidades para que los padres eduquen a sus hijos sobre el uso responsable y seguro de la tecnología. Controlar el tiempo frente a las pantallas, garantizar la seguridad en línea, fomentar un uso saludable de las redes sociales y equilibrar el aprendizaje digital con las interacciones sociales son cuestiones clave que los padres deben abordar. La clave está en encontrar un equilibrio que permita a los niños aprovechar las ventajas de la tecnología sin sacrificar su desarrollo emocional, social y físico. En última instancia, la crianza digital no se trata de eliminar la tecnología de la vida de los niños, sino de guiarlos para que la utilicen de manera que les permita crecer de manera sana y equilibrada en un mundo cada vez más digitalizado.