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Embarazo: una investigación indica los problemas del sedentarismo

Son miles las mujeres que durante el embarazo dejan de hacer ejercicio por miedo a que correr algún riesgo.
sedentario

El embarazo puede ser uno de los momentos más emocionantes en la vida de una mujer, y sin dudas que es un proceso en el que se vive de todo. A pesar de que se puede vivir con mucho entusiasmo, hay miles que tienen miedo de padecer algún tipo de complicación, razón por la cual se quedan quitas sin hacer mucho ejercicio.

Si bien todo depende del tipo de embarazo que se tenga, ya que el tipo de riesgo varía según cada caso, lo cierto es que es importantísimo priorizar el ejercicio a la hora de cursar un embarazo. Un estudio español lanzó un estudio en el que confirmaba todos los riesgos que una mujer podía tener en caso tener una vida sedentaria.

Esta información se detalla más debajo de este artículo, pero es clave comprender que el cuerpo necesita moverse para poder funcionar correctamente. No hay etapa que pase el cuerpo en la cual el ejercicio no tenga por qué ser clave y prioritario, a pesar de las complicaciones de salud que se puedan padecer.

EMBARAZO SEDENTARIO: LAS COMPLICACIONES DE NO MOVERSE

El embarazo sedentario, según un estudio realizado por la Universitat de València y el Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), puede plantear una serie de complicaciones significativas para la salud materna y fetal. Este tipo de embarazo se caracteriza por una actividad física reducida o nula durante la gestación, lo cual puede tener efectos adversos en diversos aspectos.

En primer lugar, el sedentarismo durante el embarazo está asociado con un mayor riesgo de desarrollar complicaciones metabólicas, como la diabetes gestacional. La falta de actividad física puede contribuir al aumento de peso excesivo y a la resistencia a la insulina, factores clave en esta condición que afecta la salud materna y fetal. Si bien este tipo de diabetes puede irse una vez que el bebé nace, es fundamental prevenirla.

Otra complicación relevante es la hipertensión gestacional. La inactividad física puede influir en la regulación de la presión arterial durante el embarazo, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar esta condición potencialmente grave que puede poner en peligro la salud de la madre y del bebé. En caso de que el cuerpo sufra hipertensión, la sangre corre de forma diferente haciendo que el bebé sufra estrés, y aumente la posibilidad de sufrir un aborto espontáneo.

Además, el embarazo sedentario se asocia con un mayor riesgo de complicaciones venosas, como las várices y la trombosis venosa profunda. La falta de movimiento puede afectar la circulación sanguínea, especialmente en las extremidades inferiores, aumentando así la incidencia de estas afecciones que pueden causar incomodidad y complicaciones médicas. Esto se debe a que la sangre no circula con un buen movimiento, generando coágulos y estancándose.

En términos de salud emocional, el sedentarismo durante el embarazo puede contribuir al desarrollo de depresión prenatal. La actividad física regular está vinculada a la liberación de endorfinas y neurotransmisores que promueven el bienestar mental, por lo que su ausencia puede afectar negativamente el estado de ánimo de la madre. Se sabe que la actividad física es la que más endorfinas libera, hormona de la felicidad, por lo es fundamental para vivir un embarazo placentero y armonioso.

Otro aspecto importante es el impacto sobre el trabajo de parto y el parto en sí. Las mujeres que llevan un estilo de vida sedentario pueden tener mayores dificultades durante el parto, como una mayor incidencia de partos prolongados o necesidad de intervenciones médicas. Además, una futura madre que sí ejercitó tiene muchas más capacidades, tanto respiratorias como de movilidad corporal, para transitar un parto con mejor resistencia y durabilidad.

En relación con el desarrollo fetal, el embarazo sedentario puede afectar la salud del bebé. El estudio lanzado en 2020 asegura que las mujeres inactivas tienen un mayor riesgo de dar a luz bebés con un peso inadecuado al nacer, lo que puede aumentar las probabilidades de complicaciones neonatales y a largo plazo. Un bebé con bajo peso es mucho más débil a la hora de enfrentar las primeras horas por fuera del vientre, por lo que aumenta su riesgo de vida.

Asimismo, la falta de actividad física durante el embarazo puede afectar la calidad del sueño de la madre, lo que a su vez puede influir en su bienestar general y su capacidad para afrontar las demandas físicas y emocionales del embarazo. Se sabe que un buen descanso es fundamental en cualquier etapa de la vida, pero durante la etapa de gestación cobra otra importancia debido a que el cuerpo necesita de descansar mucho mejor.

Para resumir lo anterior en menos palabras, es fundamental que todas las mujeres embarazadas comprendan que quedarse sin moverse puede alterar de forma negativa las circunstancias de un embarazo. Como se mencionó al comienzo, a veces el miedo puede generar que el ejercicio no se priorice, generando todas las complicaciones que se ya se mencionaron.

Si bien es fundamental consultar con un profesional antes de comenzar a realizarlo, en caso de que se pueda hacer y haya aprobación médica, entonces efectivamente no se corre ningún tipo de riesgo. Especialmente si se trata de una mujer que suele hacer actividad física en su vida cotidiana, previa a quedar embarazada. Si bien el tipo de ejercicio tiene que ser más leve y tranquilo, a lo mejor sin que se genere tanto impacto en el corazón o cuerpo, es clave moverlo. Ir a caminar o practicar rutinas de yoga y stretching son dos ejemplos claves de lo que se puede hacer.

En conclusión, el estudio de la Universitat de València y Ciberesp resalta la importancia de mantener un nivel adecuado de actividad física durante el embarazo para prevenir una serie de complicaciones tanto para la madre como para el bebé. Fomentar estilos de vida activos y saludables durante esta etapa es crucial para optimizar los resultados de salud maternoinfantil.

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