Con el paso del tiempo, muchos padres comenzaron a incorporar a sus hijos en programas de voluntariados locales. Se trata de pequeñas organizaciones que se llevan a cabo en todos los países del mundo, enfocados de dar una mano a las comunidades más necesitadas, sin recibir una compensación monetaria a cambio del tiempo destinado.
A raíz del buen impacto que tuvo sobre las personas, muchos padres entendieron que podría ser una práctica positiva para sus hijos y fue así como varios decidieron anotarnos el pequeñas ONGs locales. Pero, ¿qué impacto tiene en la crianza y formación de los más chicos? ¿Sirve introducirlos a tan temprana edad, o es mejor esperar a que sean un poco más grandes?
EL IMPACTO DE LOS VOLUNTARIOS EN LA EDUCACIÓN
Participar en actividades de voluntariados proporciona a los niños una valiosa oportunidad de desarrollar el sentido de empatía y compasión al conectarse con realidades diversas y comprender las necesidades de otros. El contacto directo con situaciones menos favorecidas no solo fomenta la empatía, sino que también contribuye a la construcción de una mayor conciencia social. Sí es clave tener en cuenta dónde estamos metiendo a los pequeños. Lo mejor es comenzar yendo a comunidades cerca del domicilio del niño, para que tampoco se sienta abrumado por estar lejos de casa.
Además, implica un aprendizaje significativo de responsabilidad y compromiso para los niños. Estas experiencias les enseñan la importancia de cumplir con tareas, ser puntuales y trabajar en equipo para alcanzar objetivos comunes. A través de estas responsabilidades, los hijos internalizan valores como la responsabilidad personal y el respeto por los demás, aspectos cruciales en su crecimiento y desarrollo.
Ni hablar que participar en voluntarios les da la chance de conocer gente que esté por fuera de su círculo social, ayudándolos a expandir sus habilidades sociales. La interacción con personas de diferentes edades, antecedentes y perspectivas les permite aprender a comunicarse efectivamente, cooperar con otros y resolver conflictos, habilidades que no solo son valiosas en el ámbito personal, sino que también preparan el terreno para futuras experiencias profesionales.
El sentido de pertenencia a la comunidad se fortalece a través del voluntariado, conectando a los niños con su entorno. Esta conexión inspira un compromiso cívico más profundo al enseñarles la importancia de contribuir al bienestar colectivo. El voluntariado promueve la noción de que todos tienen un papel crucial en el mejoramiento de la sociedad, fomentando así un sentido de responsabilidad hacia su comunidad.
Finalmente, contribuir al bienestar de los demás a través de voluntariados se traduce en una construcción significativa de la autoestima y confianza en los niños. Estas experiencias positivas les brindan un sentido de logro y satisfacción al ver el impacto positivo que pueden tener en el mundo que les rodea, fortaleciendo así su percepción positiva de sí mismos. Los voluntariados pueden ser un gran aliado para los padres que quieran enseñarle a sus hijos a colaborar con el otro y a introducirlo en desafíos que luego lo ayudarán a construir una personalidad más fuerte.