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Protección solar: ¿cómo cuidar a tus hijos del sol?

La época del verano es la más esperada por los pequeños de la casa. Son los días ideales, de sol y buen tiempo para ir a la playa, visitar los parques y jugar en el jardín. Sin embargo, al tratarse de la estación de más calor, es necesario proteger a los niños del sol de verano.

Acerca del protector solar

El protector solar  puede ayudar a proteger la piel de quemaduras solares y de algunos tipos de cáncer de piel, pero únicamente si se usa correctamente. Recuerda que el protector solar se debe usar para protegerse del sol, no como un motivo para permanecer más tiempo al sol.

¿Cómo elegir el mejor protector solar?

Para la protección total de tus hijos, debes usar un protector solar de amplio espectro con factor de protección solar (FPS) de por lo menos 15 (hasta 50). Un FPS de 15 o 30 es apropiado para la mayoría de las personas. Es necesario realizar más estudios de investigación para evaluar si un protector solar con un FPS de más 50 ofrece protección adicional.

Para las áreas sensibles del cuerpo, como la nariz, las mejillas, la parte superior de las orejas y los hombros, escoge un protector solar con óxido de zinc o dióxido de titanio. Estos productos pueden permanecer visibles en la piel incluso después de que los apliquen frotándose, y algunos vienen en colores divertidos que a los niños les agradan.

Ropa adecuada

Otro consejo que te ayudará a la hora de proteger a tus hijos del sol es el tipo de ropa que deben utilizar; cuando se expongan al sol, los niños deberían usar siempre un gorro con visera o una gorra que proteja toda la cabeza. 

Además, la ropa debe ser holgada y preferentemente de algodón, que es un tejido que favorece la transpiración. En general, las prendas mojadas dejan pasar más la radiación solar que las que están secas. 

Además, existen trajes de baño y camisetas que protegen del sol. Llevan la certificación UPF (factor de protección ultravioleta, por su sigla en inglés) y, según su índice, evitan en mayor o menor medida el paso a través del tejido de las radiaciones ultravioleta.

Controlar la temperatura corporal

Para evitar un choque térmico en el organismo, es importante duchar al niño con agua templada, ya que, si se hace con agua muy fría, se puede producir un efecto rebote y sentirá un calor más fuerte después de bañarse.

Otra opción es rociar agua templada en los pies, las manos y la nuca, o en las partes que van a estar expuestas al sol.

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